4/12/06

Por cierto


Supongo que sea una extraña casualidad, pero nunca nos hemos visto separados por una mesa 'comodiosmanda', con su mantel y sus copas. Supongo que sí, efectivamennte, sea casualidad, pero los lugares que frecuentamos tienen barras, mesas macizas. Y así no hay manera.

Inventario de lugares propicios al amor

Son pocos. / La primavera está muy prestigiada, pero / es mejor el verano. / Y también esas grietas que el otoño / forma al interceder con los domingos / en algunas ciudades / ya de por sí amarillas como plátanos. / El invierno elimina muchos sitios: / quicios de puertas orientadas al norte, / orillas de los ríos, / bancos públicos. / Los contrafuertes exteriores / de las viejas iglesias / dejan a veces huecos / utilizables aunque caiga nieve. / Pero desengañémonos: las bajas / temperaturas y los vientos húmedos / lo dificultan todo. / Las ordenanzas, además, proscriben / la caricia (con exenciones / para determinadas zonas epidérmicas / -sin interés alguno- / en niños, perros y otros animales) / y el «no tocar, peligro de ignominia» / puede leerse en miles de miradas. / ¿Adónde huir, entonces? / Por todas partes ojos bizcos, / córneas torturadas, / implacables pupilas, / retinas reticentes, / vigilan, desconfían, / amenazan. / Queda quizá el recurso de andar solo, / de vaciar el alma de ternura / y llenarla de hastío e indiferencia, / en este tiempo hostil, propicio al odio.

(Ángel González)

3/12/06

Quizás si todo fuera así

RECITANDO A PETRARCA. Cuando te quedas muda / y decides regalarme París, / comprar la Torre Eiffel para tender mi ropa / si acaso me desnudas y no llueve. / Cuando insistes / en bordar las Meninas de Picasso / sobre todas las sábanas de Washington, / o viajar hasta Roma como quien busca un circo, / como quien pisa tierra firme después de muchos años / y a conciencia es feliz y es borracho. / Cuando me hablas de amor / o gritas que no importan la luz ni los relojes, / que es de noche y no piensas levantarte; / entonces yo digo que estás loca y me respondes / recitando a Petrarca de memoria.

(Luis García Montero)

1/12/06

Descripción de la mentira

EL ÓXIDO se posó en mi lengua como el sabor de una desaparición. / El olvido entró en mi lengua y no tuve otra conducta que el olvido, / y no acepté otro valor que la imposibilidad. / Como un barco calcificado en un país del que se ha retirado el mar, /escuché la rendición de mis huesos depositándose en el descanso; / escuché la huida de los insectos y la retracción de la sombra al ingresar en lo que / quedaba de mí; / escuché hasta que la verdad dejó de existir en el espacio y en mi espíritu, / y no pude resistir la perfección del silencio. / No creo en las invocaciones pero las invocaciones creen en mí: / han venido otra vez como líquenes inevitables. / La fermentación del verano se introduce en mi corazón y mis manos se deslizan / cansadas en la lentitud. / Vienen rostros sin proyectar sombra ni hacer crujir la sencillez del aire; / sin osamenta ni tránsito, como si consistieran únicamente en el contenido de mis ojos, / en la unidad de mis palabras, en el espesor de mis oídos. / Son obedientes y yo siento su reunión como una salud que se refugia en la oscuridad. / Es una amistad dentro de mí mismo; / es un estambre urdido por manos que son suaves en el interior de los días.

(Antonio Gamoneda)